La Venus del Espejo, pintada por Diego Velázquez, uno de los mayores representantes pictóricos del siglo de Oro español, fue pintada alrededor de 1647-1651. Actualmente se encuentra en la National Gallery de Londres, y también se le llama The Rockeby Venus debido a que durante todo el siglo XIX se hallaba en Rockeby Hall en Yorkshire. Antes de eso, perteneció a la Casa de Alba y Manuel Godoy, siendo probablemente robada del Palacio de Buenavista, en Madrid, por algún militar inglés.
La pintura muestra a la diosa Venus tumbada desnuda en una pose erótica sobre un sofá, mirándose en el espejo que sostiene el dios del amor, su hijo Cupido. Se trata de un tema mitológico que, como en otras obras, Velázquez trata como un tema mundano, viéndose en el trato que le da a la diosa Venus, retratándola como una mujer.
Se dice que la obra perteneció a Gaspar de Haro y Guzmán, sobrino-nieto del valido del rey, el famoso Conde Duque de Olivares y que fue él quien encargó a Velázquez la obra. Sin embargo, en 2001 se descubrió que la obra perteneció al marchante y pintor Domingo Guerra Coronel, quien se lo vendió a Haro.
Estas revelaciones hicieron que la pintura fuese difícil de datar. La técnica pictórica de Velázquez no ofrece ayuda, aunque su fuerte énfasis en el color y en el tono sugieren que la obra pertenece a su período de madurez. Las mejores estimaciones de su origen señalan su terminación a finales de los años 1640 o principios de los años 1650, bien en España, bien durante el último viaje de Velázquez a Italia. Si éste fuera el caso, entonces la espontaneidad y fluidez de ejecución, la disolución de la forma puede considerarse que marcan el comienzo del período final del artista. El consciente modelado y los fuertes contrastes tonales de su obra anterior están reemplazados aquí por una contención y sutileza que culminaría en su última obra maestra, Las Meninas.
El 10 de Marzo de 1914, la obra sufriría un ataque vandálico cuando la sufragista Mary Richardson acuchilló el cuadro con un cuchillo de carnicero, dejando siete cortes sobre los hombros de la figura. La obra fue restaurada con éxito por Helmut Ruhemann y la sufragista sería condenada a seis meses de prisión, el máximo por intentar destruir una obra de arte. Poco después, Richardson declararía que quería destruir a la mujer más bella de la historia como una protesta por el arresto de otra sufragista y que no le gustaba como se quedaban mirando a la diosa.
La Venus del espejo representa a la diosa romana del amor, la belleza, y la fertilidad reclinada lánguidamente en su cama, con la espalda hacia el espectador—en la Antigüedad, el retrato de Venus de espaldas fue un motivo erótico visual y literario común —y con sus rodillas dobladas, sin ningún adorno o joya. Por otro lado, Cupido aparece sin sus típicas flechas de amor; en cambio se muestra sujetando un lazo que se riza, que se dice que es símbolo del amor vencido por la belleza.
Otra idea que se puede ver en el cuadro es como la Venus observa al espectador a través del espejo, como idea de la conciencia de la representación. En cambio el espectador puede observar el rostro de la diosa difuminado en el espejo, mostrando a una mujer de rasgos vulgares, quizás simbolizando que la belleza es engañosa. Los pliegues de la sábana siguen la forma de la diosa y los colores utilizados son el rojo, el blanco y el negro. La cremosidad y la palidez de la piel de la diosa destaca contra la cama donde se encuentra. Velázquez es capaz de darle profundidad al cuadro distribuyendo los diferentes elementos como las cortinas.